Este cuento es un muy buen recurso para trabajar las emociones, relacionando cada emoción con un color, y de esta manera poder identificarlas y poner en palabras lo que sienten.
Así como le pasó al monstruo de colores que se levantó confundido y no sabía muy bien qué le pasaba, nosotros también podemos sentirnos así. Con la ayuda de la niña pudo ordenar lo que sentía, poniendo cada emoción en un tarrito diferente. La alegría, la tristeza, el enojo, el miedo y la calma. Seguramente se sintieron así alguna vez. ¿Se animan a pensar qué cosas los hacen sentir así? Pueden conversar con algún familiar y compartir qué cosas les gusta y cuáles no, qué los hace enojar, qué les da miedo…
Les dejo varias propuestas para que impriman y puedan seguir jugando con las emociones. Muchos besos, los quiero.
Laura
